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El pigmento es el material que le da el color al iris. En el síndrome de dispersión pigmentarias el pigmento se despega de la parte posterior del iris. Entonces flota y se desplaza a otras partes del ojo. Los trozos diminutos pueden obstruir el ángulo de drenaje del ojo causando problemas con la presión intraocular generando el glaucoma pigmentario. Esta enfermedad se presenta con una frecuencia entre 2 y 4 % de la población joven de 20 a 40 años de edad. Es más frecuente en varones miopes de la raza blanca. Se caracteriza por una disgregación de los pigmentos provenientes del epitelio pigmentario del iris y su depósito en las estructuras del segmento anterior ocular, como lo mencionamos antes. El diagnóstico se realiza en una etapa de daño glaucomatoso avanzado con graves secuelas visuales.
El huso de Krukenberg es la presencia de pigmento en la parte posterior de la cortea, es el signo que con frecuencia alerta al oftalmólogo sobre la presencia de este síndrome
Las causas propuestas son herencia autosómica dominante, etiología genética, anomalía congénita del epitelio pigmentario del iris, alteraciones en el brazo largo del cromosoma 7.
Imagen tomada del articulo de NEJM: DOI: 10.1056/NEJMicm1903842
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